sábado, 18 de abril de 2009



Siempre vivía todo de forma extrema. Cómo si fuera la última vez que iba a estar con él. Incluso muchos llegaron a pensar que no era intensidad sino locura. Cuando se conocieron ninguno de los dos se gustaron, más bien, reinaba un sentimiento de "rechazo" por ambas partes.

En un par de meses consiguieron vivir lo que otros tardan dos siglos. Se estudiaban con y sin ciencia, mascaban chicles enormes de color rosa y evitaban abusar de piropos tópicos.

Las palabras quedaban cortas para expresar la tremenda sensación de alivio que sentían cuando estaban juntos. Sensación de seguridad y protección en ambos casos. Un cúmulo de reacciones químicas, fórmulas magistrales, ideas que permanecían en sus cabezas y lograban materializar de forma recíproca en besos sin final. Eran ideas con alas, para poder escapar y darles libertad en el momento oportuno.

Y, cómo nada es para siempre, e incluso los "siameses" se separan esto terminó en odio profund0, en falta de respeto, en asfixia. No se les ocurrió modo correcto de acabarlo.

Cualquier posibilidad de presentaba árida, estéril, sin sentido. Todo era dañino.....

El impulso de atracción que sentían el uno por el otro se convirtió en un verdadero maltrato. A veces con palabras y otras veces con silencios, que son en ocasiones mucho más duros.

Y luego qué? Luego nada, como siempre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario